UBB aporta en plan de la OMS para reducir ingesta de alcohol
Es la única institución académica de América que figura en el documento, siendo la académica Yuri Vega, Fonoaudióloga, (de la Facultad de Ciencias de la Salud y de los Alimentos, FACSA-UBB) quien contribuyó con su conocimiento sobre los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal que afectan a hijos e hijas de madres que beben en el embarazo; tema preocupante, subdimensionado y al que dedica su investigación.
“El consumo de alcohol en Chile viene en aumento, sobre todo en población joven, como muestran estudios de Senda. Para la Región del Biobío el consumo de alcohol pasa de 27,3% a 29% y en la de Ñuble está presente una prevalencia del 51,7%, sobre la media de la tasa del país”, advierte la académica UBB, Yuri Vega.
El consumo nocivo de alcohol provoca cerca de 3 millones de muertes al año, muchas de estas en personas jóvenes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que la carga general de enfermedades o lesiones asociadas a la misma causa es tan grande que le define como inaceptablemente alta, ya que es un factor de riesgo tan letal como evitable. Ante esto, el Consejo Ejecutivo de la OMS solicitó un plan de acción acelerada, diseñando el documento “Aplicación de la estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol” para ejecutarse en 2022-2030 y para el que Yuri Vega, fonoaudióloga y académica del Departamento de Ciencias de la Rehabilitación en Salud de la Universidad del Bío-Bío (UBB), contribuyó con su conocimiento.
La casa de estudios es la única institución académica de América que figura en la publicación de acceso abierto en el sitio web de la OMS (en inglés) de dos volúmenes de más de 700 páginas cada uno e incluye aportes de 254 entidades a nivel global, sólo 7 universidades y de Chile también está el del Ministerio de Salud, según cuenta Vega, magíster en Didáctica de la Lengua Materna y en Trastornos del Lenguaje y Habla, quien cursa el cuarto año del Programa de Doctorado en “Filosofía y Ciencias del Lenguaje” de la Universidad Autónoma de Madrid (España).
Aporte local
En su investigación doctoral se ha enfocado en indagar el “desarrollo lingüístico y comunicativo en niños que presentan Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal (Teaf o Fasd por sigla en inglés)”, precisa Vega, es decir, la condición que afecta a hijos e hijas de madres que beben alcohol durante el embarazo. Experiencia que ella y como Departamento de Ciencias de la Rehabilitación en Salud decidieron compartir, tomando como propia la invitación hecha por la OMS a los Estados miembros y estamentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otros organismos internacionales vinculados o interesados en prevenir y disminuir la ingesta nociva de alcohol a participar de la construcción del plan de acción para acelerar la implementación de la “Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol” aprobada en 2010.
Para ello, la OMS realizó una consulta web a fines de 2020, en que los aportes debían hacerse a partir de un documento base de trabajo. “Al revisarlo no se visualizan los Teaf ni la importancia del abordaje y consejería sobre los efectos tóxicos de la exposición prenatal al alcohol”, explica Vega, manifestando que “nos pareció imperativo que una estrategia de esta magnitud lograra evidenciar y generar conciencia del enorme daño que genera el consumo del alcohol durante el embarazo en el neurodesarrollo del ser humano que está en gestación y así lograr que el conocimiento y abordaje del Teaf estuviese incluido”.
Más si se atiende la necesidad de la acción acelerada, pues según la OMS “el ritmo de desarrollo e implementación de las políticas sobre el alcohol ha sido desigual en las regiones de la OMS, y los recursos y capacidades para la implementación de la estrategia mundial de la OMS para reducir el uso nocivo del alcohol 10 años después de su aprobación no se corresponden con la magnitud de los problemas”.
La realidad es que lejos de disminuir la problemática va en una peligrosa alza y no somos excepción, si bien nuestro país ha tenido un Plan de Acción 2017-2010: “el consumo de alcohol en Chile viene en aumento, sobre todo en población joven, como muestran estudios de Senda. Para la Región del Biobío el consumo de alcohol pasa de 27,3% a 29% y en la de Ñuble está presente una prevalencia del 51,7%, sobre la media de la tasa del país”, advierte Yuri Vega. Parte de ello se explica porque “el consumo de alcohol está muy normalizado a nivel social”, afirma, sumado a la falta de conocimiento en algunos ámbitos, lo que deriva en la urgencia de ejecutar investigaciones, acciones y políticas públicas de educación y prevención que logren abarcar a todos los públicos y dimensiones del problema.
Consumo de alcohol en la gestación, efectos que perduran toda la vida
Cuando la OMS aprobó en 2010 la “Estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol”, establecía al problema como uno de los tres principales factores de riesgo de mala salud en el mundo, pues las consecuencias afectan al propio individuo, familias y comunidad, y sus repercusiones pueden ser irreversibles. Los Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal, Teaf, son uno de los dramáticos ejemplos.
Efecto para toda la vida
“Cuando se habla del consumo de alcohol hablamos de efectos visibles o la ingesta inmediata relacionados con adolescentes y adultos, y estas situaciones existen en un momento determinado”, afirma Yuri Vega. Por ejemplo, accidentes viales que causan fallecimientos o severos daños y tienen a personas en estado de ebriedad como responsables, y patologías crónicas que podrían llevar a la muerte como cirrosis hepática. Pero no es menos grave que “hay efectos que acompañarán a niños para toda la vida y es cuando son expuestos al alcohol en la etapa gestacional”, advierte. Ellos pueden sufrir Teaf, una gama de daños en el neurodesarrollo.
En su contribución al documento de la OMS está que “el rango de alteraciones se encuentra tanto en la estructura del cerebro como en las áreas de funcionamiento cognitivo, social, lingüístico, emocional, de aprendizaje, adaptativas, de conducta y físicas (Brown et al., 2019; Lange et al., 2017; Mattson et al., 2001; Reid et al., 2015)” y que “el Teaf es la mayor causa de discapacidad intelectual congénita que es absolutamente prevenible evitando el consumo de alcohol durante el embarazo”.
Así, sus manifestaciones son serias dificultades en múltiples dimensiones cuyas implicancias son permanentes en la vida, por lo que “generan un gran coste a los sistemas de salud, educación y en la vida adulta por lo general en el sistema penitenciario”, advierte Vega. Pero “estos niños, jóvenes y adultos son incomprendidos puesto que hay un bajo diagnóstico por el contexto adverso de su desarrollo, no hay apoyo social ni emocional, sufren durante toda su vida y por ende su entorno cercano también”, expresó en el documento y lo reitera con convicción en miras a aportar a mejorar el entendimiento y sensibilizar para avanzar en el abordaje de estos trastornos que ha conocido en primera persona.
Investigación y realidad
Por su investigación afirma que es “evidente que el Teaf está subdiagnosticado” y si la cifra oficial es que 630 mil bebés nacen con Teaf cada año en el mundo, esta se basa en estudios publicados y la prevalencia podría ser mucho mayor.
Como razones que lo explican puede estar la manifestación en múltiples dimensiones que podría confundirse con otras condiciones y terminar en diagnósticos de discapacidad intelectual o Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad, por ejemplo, con intervenciones inefectivas. Lo vio como fonoaudióloga inserta en el sistema escolar que enfocó su especialización en el desarrollo y trastornos del lenguaje y comunicación en niños, niñas y adolescentes (NNA) y recuerda que “pude observar a niños que, pese a las intervenciones en diferentes áreas de desarrollo, no lograban avanzar en sus aprendizajes y manifestaban bastantes dificultades de conducta”. Con la experiencia ganada, podría asegurar que, probablemente, presentaban Teaf.
También advierte que “las instituciones educativas y normativas no están preparadas para abordarlos de manera pertinente” y que “las guías clínicas internacionales para el diagnóstico del Teaf ponderan dentro de sus variables el conocimiento explícito del consumo de alcohol en el embarazo, lo que muchas veces se oculta por no ser bien visto socialmente admitirlo y en otra gran cantidad de casos estos menores están en orfanatos y centros de acogida y los antecedentes prenatales se desconocen”.
Como consecuencia, junto con las dificultades que a nivel del aprendizaje y dentro de la escuela si es que no hay un diagnóstico y abordaje adecuado, las afecciones se agravan hacia el largo plazo. “Al llegar la edad adulta, según lo que reporta la literatura sobre estos jóvenes, en algunos casos terminan en centro psiquiátricos y sobre todo penitenciarios”, lamenta.
Pasos para la meta
Si bien hay estadísticas y políticas en otras áreas, como de los efectos visibles o inmediatos, evaluar la realidad del consumo de alcohol en el embarazo en Chile es un reto complejo, sobre lo que Yuri Vega sostiene que “es preocupante que el Estado reconozca que ‘no existen programas adecuados de pesquisa, diagnóstico temprano, materiales educativos, así como tampoco los dispositivos adecuados en seguimiento a la lactancia para aquellas madres que presenten consumo de riesgo de alcohol’ y es tanto o más preocupante que ‘en términos de formación y recomendación médica aún existe disenso en relación a consumo de alcohol aunque sea en dosis menores en este grupo de riesgo. Lo anterior a pesar de que la evidencia es clara frente a este tema’”: la gran cantidad advierte que no hay un consumo seguro de alcohol en el embarazo.
La meta es una y varios los pasos que dar para llegar. Para la académica trascendental es comprobar la incidencia de estos trastornos en la población chilena y formar profesionales sensibilizados y capacitados en la identificación e intervención temprana de NNA para que se puedan hacer los abordajes pertinentes -que deben ser multi e interdisciplinarios- en salud y educación. Además, “debemos llegar a la generación de políticas públicas en los diferentes niveles de atención en salud, que permitan por una parte frenar el aumento de población con Teaf y, por otra, entregar tratamiento y los apoyos adecuados y específicos que conlleven a una mejor inclusión social de las personas que viven con esta condición”, cierra.
Fuente: Diario Concepción, sección Ciencia y Sociedad, domingo 4 de abril de 2021.